El turismo sórdido está de moda. Del mismo modo que echamos un vistazo a la escena de un accidente de tráfico, parece que, cuando viajamos, nos interesa conocer los escenarios de horrores pasados o presentes. Hay niveles de morbo, claro. No es lo mismo visitar un campo de concentración como acercamiento a lo peor de la historia del siglo XX que asomar la nariz por un barrio donde las posibilidades de ver un delito en directo son precisamente el atractivo. Pero hay algo en lo que todos coinciden: atraen a miles de visitantes cada año.
La industria del morbo elevada a su máxima expresión. London Dungeon es una de las atracciones turísticas más visitadas de Londres. Tanto que, en 2013, trasladó su tradicional ubicación junto al London Bridge a los alrededores del London Eye para dar respuesta a la demanda de visitantes. Recoge una mezcla de sucesos reales, como los asesinatos de Jack el Destripador, con personajes de ficción como Sweeney Todd, en un ambiente teatralizado y muy orientado al público infantil-juvenil. El éxito del formato ha provocado la apertura de otros dungeons, en ciudades como Amsterdam, Berlín o Edimburgo. La distancia histórica con los macabros hechos que recopila el London Dungeon permite su banalización, pero el éxito de la atracción nos da una idea del interés que despierta lo morboso.
2. Museos de la tortura y la Inquisición
Existen diferentes museos repartidos por el mundo dedicados a esas ideas tan encantadoras que ha tenido el ser humano a lo largo de su historia: potros, collares de púas, doncellas de hierro... Los más conocidos de España son el de Santillana del Mar y el de Toledo (donde, curiosamente, encuadran la visita dentro del programa de 'turismo familiar'). Fuera de España, los de México DF, Amsterdam y Gante. Este último incide especialmente en la aportación de la Inquisición Española al fascinante mundo de la tortura.
3. Rutas de Jack el Destripador (Londres)
Las diferentes rutas que recorren los rincones de Whitechapel donde Jack el Destripador cometió sus crímenes a finales del siglo XIX son ya un clásico del turisteo londinense. Las hay teatralizadas, otras más centradas en los hechos históricos que han marcado el East End, y algunas definitivamente centradas en el morbo, con todo lujo de detalles sobre los asesinatos.
4. Prisión de Alcatraz (San Francisco, Estados Unidos)
La antigua prisión de Alcatraz se ha convertido en un must para los turistas que visitan San Francisco. La Roca atrae por el morbo de quienes fueron sus ilustres presos, como Al Capone o Robert Stroud Birdman, pero también por la leyenda de sus intentos de fuga y la repercusión que ha tenido en el cine. Tiene la consideración de Parque Nacional desde 1972.
5. Museo de la prisión de Huntsville (Texas, Estados Unidos)
A lo largo del mundo, existen varios museos carcelarios, pero quizá ninguno tan morboso como el de la prisión de Huntsville, en Texas. La exhibición al detalle de toda la parafernalia que rodea las ejecuciones (jeringuillas de inyecciones letales o esponjas de silla eléctrica) aporta un plus macabro al lugar. Como lo hace la tienda de regalos, con souvenirs que muestran imágenes de la antigua silla eléctrica, la posibilidad de alquilar camisas de preso y tomar fotografías dentro de las celdas o la parte favorita de muchos visitantes: el corredor de la muerte. Texas en estado puro.
6. Penal de Karosta (Letonia)
Una vuelta de tuerca al turismo carcelario es la idea de alojarse en una antigua prisión, como ocurre en el penal de Karosta, en Letonia. El atractivo de la experiencia, al parecer, radica en recibir un trato similar al de quienes pasaron allí sus días: catres de hierro, duchas en agua fría y castigos varios. Además, existen experiencias más extremas e incluso la posibilidad de cambiar de bando y convertirse en carcelero por un día. El penal de Karosta es una de las máximas expresiones del morbo, sobre todo teniendo en cuenta que, hasta hace pocas décadas, era el destino final de los condenados por los regímenes nazi y soviético.
7. Auschwitz-Birkenau (Polonia)
En todas las zonas de Europa que sufrieron la ocupación nazi, los campos de concentración fueron, quizá, la mayor muestra de la infamia del régimen. Los más importantes son hoy memoriales que recuerdan a quienes fueron recluidos en ellos: Sachsenhausen (Berlín), Dachau (Munich), Treblinka (Varsovia) o Terezin (Praga) son ya parte del circuito turístico de las ciudades en las que se encuentran. Pero ninguno tan significativo como el antiguo campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en las afueras de Cracovia. Las visitas se centran en la aproximación histórica y el homenaje a los asesinados, pero la exhibición al detalle de las condiciones de vida de los presos despiertan el morbo de algunos visitantes.
8. Memorial Choeung Ek (Camboya)
No solo en Europa existen campos de concentración, y el Memorial Choeung Ek, en Camboya, es el mejor/peor ejemplo de los desmanes del régimen de los Jemeres Rojos. Se calcula que un millón de personas fueron ejecutadas en el lugar que hoy se erige como homenaje. En 1975 se encontraron 9.000 cuerpos y, en la actualidad, el memorial está presidido por un gran monumento formado por más de 5.000 cráneos humanos.
9. Zona Cero del World Trade Center (Nueva York, Estados Unidos)
Si hay un hecho histórico cuyas imágenes están grabadas en la retina de todo el mundo, son los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del World Trade Center, el 11 de septiembre de 2001. En el sur de Manhattan es posible visitar varios lugares que se han convertido en un icono de lo que significó la Zona Cero: el 9/11 Memorial (creado por las familias de las víctimas), el museo oficial del 9/11, las piscinas construidas sobre los cimientos de lo que fueron las torres, el memorial wall de la estación de bomberos de Liberty Street o la iglesia de St Paul, desde donde se coordinaron las labores de rescate. Son millones los turistas que, cada año, se acercan a estos lugares para conocer en directo el escenario de la tragedia.
10. Bosque de los suicidas (Japón)
Japón es uno de los países con mayor tasa de suicidios del mundo. Y existe un lugar favorito de los japoneses para poner fin a sus vidas: el bosque Aokigahara, en la base noroccidental del monte Fuji. Se calcula que, después del Golden Gate de San Francisco, es el lugar del mundo donde más gente se suicida cada año. Las leyendas sobre fenómenos paranormales en el bosque y los carteles colocados por las autoridades animando a los potenciales suicidas a buscar ayuda atraen cada año a miles de visitantes. El bosque Aokigahara inspiró la película The Forest.
11. Casa de los horrores de Amstetten (Austria)
En 2008, en Amstetten (Austria) salió a la luz uno de los casos de rapto que más ha conmocionado a la opinión pública. Josef Fritzl había mantenido cautiva durante veinticuatro años a su propia hija, con la que, a su vez, había tenido más hijos. Los detalles del caso todavía ponen los pelos de punta. También es escalofriante que la casa en cuyo sótano-zulo mantuvo cautivos el conocido como 'monstruo de Amstetten' a su hija y a sus hijos-nietos se convirtiera durante un tiempo en atracción turística. La situación llegó al punto de que las autoridades de la localidad austríaca se plantearon demoler la casa, aunque, finalmente, se ha reutilizado para acoger a inmigrantes.
12. Ruta de los muertos de Hollywood (Los Ángeles, Estados Unidos)
De todas las cosas que se pueden hacer en Los Ángeles, ¿qué lleva a cientos de turistas a hacer una ruta de famosos muertos? Pues, efectivamente, el morbo. La empresa Dearly Departed organiza tours diarios por los lugares donde fallecieron Michael Jackson, John Belushi, River Phoenix, Whitney Houston... Y añade detallitos como los lugares donde protagonizaron sus sonados escándalos George Michael o Hugh Grant.
13. Tours de las favelas (Brasil)
Los tours por las diferentes favelas de Río de Janeiro son una fuente constante de polémica. Las autoridades turísticas las suelen omitir en sus folletos oficiales, aunque las empresas responsables defienden su valor sociológico. Dentro de los múltiples tours que se ofertan –especialmente tras la celebración del Mundial de fútbol en 2014–, existe mucha variedad: desde quienes dedican parte de sus ingresos a mejorar la vida de las comunidades de las favelas a los que utilizan un jeep descapotable y ofertan su tour como una especie de safari. También el nivel de riesgo de los tours va desde los que se adentran en las más peligrosas a quienes se quedan en otras, más tranquilas, que actúan en cierto modo como decorado para satisfacer la demanda morbosa del visitante.
14. Tour de los narcos (México)
Siguiendo la estela de los tours brasileños por las favelas, en México han empezado a proliferar los tours por los barrios más peligrosos del país. Alfonso Hernández, organizador de los tours en Tepito (uno de los barrios más peligrosos del DF), atribuye el interés por estos paseos organizados a la adrenalina que despiertan en el visitante. La atracción incluye visitas a lugares donde se han producido ajustes de cuentas y encuentros con ciudadanos que se han visto envueltos en reyertas. El organizador señala al visitante típico como un europeo de alrededor de 35 años, alto poder adquisitivo y en busca de emociones fuertes.
15. Chernóbil (Ucrania)
El 26 de abril de 1986, la explosión de reactor 4 de la central de Chernóbil provocó la mayor catástrofe nuclear conocida hasta aquel momento y uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. Treinta años después, los restos de la central y de la ciudad abandonada de Pripyat, a unos 150 kilómetros de Kiev, se han convertido en centro de interés para turistas de todo el mundo. Es lo que se ha dado en llamar 'turismo radiactivo' y los organizadores de los tours aseguran que no implican peligro para el visitante, aunque los niveles de radiación se disparan en las inmediaciones del reactor.
16. Fukushima (Japón)
La catástrofe nuclear de Fukushima, originada por el terremoto de Japón del 11 de marzo de 2011, superó en magnitud a la de Chernóbil, aunque la gestión posterior hizo que sus consecuencias fueran menos graves. Cinco años después, han comenzado las visitas a los restos de la central, controladas por las autoridades y con medidas de seguridad muy rígidas para los visitantes. Los primeros que han probado la experiencia han sido habitantes de la zona, aunque se espera que se abra en el futuro a extranjeros.
17. Warming Island (Groenlandia)
Warming Island es el nombre que se ha dado a la isla de Uunartoq Qeqertaq, en Groenlandia, a unos 650 kilómetros del Círculo Polar Ártico. En realidad, la isla es un fragmento de la propia Groenlandia desprendido por los efectos del calentamiento global. Esto la ha convertido en un icono ecológico, lo cual ha despertado el interés de turistas que quieren comprobar por sí mismos las consecuencias del derretimiento de los polos.
Fuente: magnet.xataka
https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/turismo-sordido-17-lugares-para-quienes-viajan-buscando-el-horror
No hay comentarios:
Publicar un comentario